Este producto resultado del trabajo de abejas, era uno de los pocos con los que se endulzaban los alimentos en el México Antiguo. Llama la atención la gran cantidad anotada de seiscientos cuarenta cántaros que provenía de los lugares registrados en cinco láminas del Códice. Estudios recientes sobre las abejas productoras, de la variedad que se anota en los Códices Mayas, muestra su singularidad al carecer de aguijón y cuya morada generalmente se construye en los árboles.