La habilidad de las tejedoras llamó enormemente la atención de los conquistadores en el siglo XVI. Las mujeres eran las tejedoras por excelencia. Su materia prima era de dos tipos: las fibras duras, tales como el ixtle o el izote, con las que tejían los atuendos de los macehualtin, y el algodón, fibra que identificaba a los pipilti: “Salió determinado que ninguno usase de algodón ni se pusiese otras mantas sino de nequén”. (Armillas, 1955)
Se empezó a usar el algodón bajo el reino de Huitzilihuitl. Antes, el ixtle y otras fibras duras eran de uso generalizado para todos los grupos sociales. Inicialmente los mexicas podían adquirir el algodón sólo por vía de comercio; más tarde lo exigían como tributo, tanto en rama como elaborado en textiles.
El algodón no podía cultivarse en altiplanos como los de la cuenca de México y los valles de Puebla, Tlaxcala e Hidalgo, porque eran demasiado fríos y secos. Se sembró en planicies costeras, que tenían alternancia de estaciones secas y húmedas, así como en valles donde la humedad del suelo podía mantenerse merced a su proximidad con algún río. También se produjo en valles calientes donde podía irrigarse fácilmente.
Contamos con pocas descripciones sobre su proceso de cultivo. Había en la agricultura indígena cultivos tanto de riego como de humedad en terrenos periódicamente inundados; el algodón se menciona, al igual que el cacao, chile y maíz, entre los principales. Se sabe por referencias de la temprana época colonial que se sembraba asociado a una misma parcela con chile, maíz y frijoles (Documentos inéditos …, 1935). Hernán Cortés menciona que entre el algodón los indios sembraban, maíz, camotes y otras legumbres.
Los algodonales de México antiguo eran de la variedad Gossypium hirsutium, localizada en regiones cálidas con temperatura alrededor de 32 grados centígrados, con una precipitación pluvial de 500 a 1000 mm. anuales. Es posible que se cultivaran en parcelas comunales y que ello fuese parte de las obligaciones tributarias de los campesinos. En 1532 Cortés impuso a los indios de Cuernavaca el servicio de 20 sementeras de algodón y ocho de maíz, hasta cosecharlos; ello nos permite inferir la existencia de exigencias similares en la época prehispánica (Códice Chimalpopoca, 1975)
El interés de los mexicas por el algodón se menciona desde los primeros años de su establecimiento. En el siglo XIV Acamapichtli, su primer gobernante, entra por primera vez al señorío de Cuauhnahuac, en el actual Valle de Morelos, y descubre la abundancia de esa fibra. Los Anales de Cuauhtitlan mencionan que, “hasta ese tiempo todavía no poseían los mexicas el material ni el arte de las hermosas mantas, solamente usaban el vestido de ayatl o manta delgada de maguey”. (Torquemada, 1969)
El algodón se tejía en la cuenca desde mucho antes; sin embargo, los mexicas lo obtienen hasta después de 1398, por una alianza matrimonial. Casaron a Huitzilihuitl, hijo de Acamapichtli , con la hija del señor de Cuauhnahuac, y obtuvieron acceso al algodón por vía del comercio.
A partir de Itzcoatl , en 1427, una vez que los mexicas inician sus campañas militares y su incontenible carrera expansionista, los señoríos de Cuauhnahuac y Huaxtepec quedan totalmente sometidos y se les impone, como parte de su carga tributaria, el pago de “mantas, huipiles y naguas de algodón y el mismo algodón en capullo” (Códice Mendocino, 1964)
En el México antiguo se usaron dos tipos de algodón: el blanco o ichcatl y el café o coyoichcatl. Tributaban algodón blanco las poblaciones de la costa del actual estado de Veracruz: Quauhtochco, Ctzicoac y Atlan. El café llegaba de una sola provincia: Cihuatlan, en la costa de Guerrero. (Mohar, Manos Artesanas, 1997)