La investigadora Doris Heyden describe ampliamente el culto a las flores que tenía la gente del México antiguo de la siguiente manera: “Los xochimanque, que eran los oficiales de las flores, hacían fiesta a su diosa Coatlicue y le ofrecían ramilletes de flores” (Arqueología Mexicana, Septiembre- Octubre, Vol. X, No. 57, p. 18).
Entre las flores que cuidaban los xochimanque estaban la “macuilxóchitl, ‘cinco flor’, que además de ser el nombre de un dios también era una flor, una especie de cempoalxóchitl (Tagetes)[…]. Entre las flores mencionadas en los cantares con más frecuencia está la cacaloxóchitl, ‘flor de cuervo’ (Plumeria acutifolia), que se usaban mucho en la fiesta de tlaxochimaco y estaba reservada para los señores.
Además del lugar que tenían en las ceremonias, casi todas las flores y las plantas tenían un uso medicinal; por ejemplo muchas eran antiepilépticas. En el Códice Badiano se dice que de la cacaloxochitl se hacía un perfume que alivianaba la fatiga contraída por los señores que administraban el gobierno. La flor de manita, la macpalxóchitl (Chirahodendron pentadactylon) fue descrita por Muñoz Camargo […].
La chimalxóchitl, ‘flor de escudo’, aunque simbolizaba al cautivo de guerra era en realidad el girasol (Helianthus annus). Su semejanza con el Sol hizo que se le relacionara con la guerra, que casi siempre estaba dedicada al astro. Ángel Ma. Garibay dice que esta flor era realmente la flor o borla del escudo, que a veces se aplicaba con plumas o algodón, como en el caso de la rodela de ciertos dioses, entre ellos Opochtli, Tláloc y Huitzilopochtli.
Otra flor que encontramos a menudo es la eloxóchitl, ‘flor de elote’ (Magnolia schieleana). Un poco de esta flor, vertida en una taza de chocolate, servía para descansar; en cantidades mayores intoxicaba y hasta enloquecía (Sahagún, 1969, vol. III, p. 330). En el Códice Badiano se menciona que la eloxóchitl, junto con otras 21 flores y plantas, aliviaban la fatiga de lso que tenían puestos públicos; asimismo se dan recetas para su uso […] (op. cit. pp. 19-20)
Otras flores que menciona la autora son: el yoloxóchitl, ‘flor de corazón’ (Talauma mexicana); oceloxóchitl, ‘flor de tigre’ (Tigridia pavonia); flor de nopal (Opuntia ficus indica); cempoalxóchitl y las tzacuilitli o zautle utilizadas en el ritual prehispánico.
En este caso se trata de la flor del árbol de capulín (capolcuahuitl)