El Dr. Eduard Seler en su trabajo sobre los animales en los manuscritos mexicanos y mayas señala que “el nombre genérico en mexicano para las serpientes es couatl. Entre las serpientes no venenosas se nombran las serpientes de agua, acouatl y las especies de la boa (maςacouatl, ‘serpiente venado’; cincouatl, ‘serpiente de maiz’), aparte de la tzivatl inan que habita en los nidos de hormigas y a la que los autores llaman serpiente, aunque posiblemente ni siquiera pertenece a esta clase. Finalmente, está la falsa coralillo (tlapapalcouatl), de vistoso color que, aunque es venenosa, es relativamente inofensiva, y la serpiente enrollada (metlapilcouatl).
En general las serpientes venenosas se llaman tequani couatl, ‘serpiente que muerde’ o ‘serpiente fiera’. En primer lugar está la víbora de cascabel […] ó tecuhtlacoςauhqui.” (2004, p. 265)
Seler menciona, asimismo que, para los pueblos mesoamericanos “la serpiente era un ser dotado de fuerzas extraordinarias, un ente sobrenatural, divino y, por lo general, inquietante. (op. Cit., p. 267).