El Dr. Eduard Seler señala que “en mexicano, la rana se llama cueyatl, acacueyatl; el renacuajo, atepocatl, atempolocotli; el sapo, tamaςolin. Las ranitas verdes tienen el nombre especial de xochcatl; las ranas más grandes y más ruidosas se llaman calatl, y se distingue la milcalatl de color verde más acentuado de la tecalatl…
La palabra mexicana cueyatl se utiliza como nombre de persona; la palabra xochicatl, ranita verde, la encontramos, por jemplo, en el nombre de un manantial; y la palabra tamaςolin, “sapo”, forma la parte esencial de varios nombres de sitios.” (Seler, 2004, p. 283)
Las dos representaciones del sapo se encuentran en la lámina 43 y ambas son de color azul “turquesa”.
“A los sapos dividían también en dos clases los mexicanos, en acuacua y en tamaxolin. Los primeros son aquellos que exceden la magnitud regular, los cuales, si creemos al Dr. Hernández, son también venenosos. En las tierras muy calientes y húmedas, hay algunos que tienen casi un palmo de diámetro. […]
Entre los sapos nombrados tamaxolin hay unos de la magnitud, figura, color y calidad de los comunes de Europa, y otros menores e inocuos” (Clavijero, Historia Antigua de México, Ed. Porrúa, 1974, p. 34)