La turquesa estaba asociada a la nobleza de más alto rango […]. En los códices la vírgula de la palabra de la nobleza se pintó de color turquesa como símbolo de su autoridad y poder. Este era el color de la corona o xiuitzolli que identificaba al huey tlahtoani o gran gobernante; se asociaba también con el concepto del tiempo, con la lluvia y la fertilidad.
En los registros tributarios se pueden observar piezas como una ‘cazuelica de piedras turquesas menudas’, discos elaborados con fragmentos de turquesas perfectamente ensamblados y sarta de esta piedra artísticamente trabajadas en forma de cuadros y rectángulos.
Entre las piezas plasmadas por los tlacuilos destacan las máscaras elaboradas con pedacería de turquesa y complementadas con huesos, conchas y diversas gemas que contribuían a delinear las facciones humanas. (Mohar, Luz Ma., Manos Artesanas, 1997, México, SEP CONACyT, pp. 127-128)