En diversos topónimos están representados los tejidos de palma, ya sea que recubren una construcción, representan una estera o una carga. Los artesanos dedicados a elaborar petates eran los petlachiuhqui.
Es posible que los petates se hicieran de diferentes calidades y diseños, ya que sus usos eran múltiples. Se utilizaban como alfombras, tapices, paños de pared y camas, y además como parte indispensable del embalaje de ciertos productos agrícolas.
Parte importante del menaje de una casa eran los petates, llamados por los cronistas “esteras”, que se tendían sobre el suelo y se cubrían con mantas para dormir. Sobre cómo hospedó a los conquistadores Moctezuma en el palacio de Axayacat, Bernal Díaz menciona: Y para cada uno de nosotros otras camas de esteras y unos toldillos encima, que no se da más cama por gran señor que sea”
Los petates eran elaborados por tejedores que obtenían su materia prima, hojas fibrosas, en las regiones lacustres. Se tejían en Quauhtitlan, pueblo situado a la orilla del lago, con obligación de entregarlos como tributo al tlahtoani mexica. Su elaboración implicaba adiestramiento tanto en la selección de las hojas como en su tejido. Con respecto a su elaboración sabemos que “el que es oficial de hacer esteras tiene mucha juncia, u hoja de palma, de que hacer los petates, y para hacerlos primero extiende los juncos en algún lugar llano para asolearlos, y escoge los mejores y pónelos en concierto” (Sahagún, 1969) (Mohar, Manos Artesanas, 1997, pp. 75-76).