En esta imagen aparece la Virgen llevando al niño Jesús al templo.
Se decía que después del parto la mujer estaba impura. Debido a esto tenía que cumplir unos días de purificación: 40 si su hijo era hombre y el doble si era mujer. Al cumplirse estos días, sea por niño o niña, ella debía llevar un cordero y un pichón o una tórtola como sacrificio por el pecado. “Asimismo llevaron a su hijo, cuando llegó el día en que, de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación de la madre, llevaron al niño a Jerusalén. Allí lo consagraron al señor tal y como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al señor”. (Lc 2:23) en memoria de los primogénitos que Dios salvo en Egipto.
Esta tradición actualmente se lleva a cabo los días 2 de Febrero o día de la Candelaria.