El contorno de la manta está formado por medias lunas, mientras el centro está decorado con figuras de caracoles en tono claro.
En el México antiguo era común que entre el sector militar se premiaran las hazañas de sus miembros con ciertas divisas que podían ser desde adornos, tipos de peinado o prendas, como en este caso donde la valentía del guerrero fue recompensada con una manta ricamente labrada que advertía sobre su osadía y evidenciaba el ascenso social dentro del grupo.