Al referirse el padre Sahagún a la obsidiana señala que “ hay otras piedras en esta tierra, negras, que se llaman ítztetl; de éstas sacan las navajas, y a las navajas sacadas de ellas llaman itztli; con éstas raspan las cabezas y cortan cosas que no sean muy duras; hay muchas y grandes piezas; cuando están en piedra son muy negras y muy lisas y resplandecientes, cuando se labran, y (si) se hacen navajas son transparentes y muy lisas, sin otra mezcla de color ninguno; algunas de ellas son rojas, otras blanquecinas. Estas piedras creo que son esmeraldas negras, por la virtud que de ellas he experimentado. Molidas como harina y echadas en llagas recientes, o heridas, las sana muy en breve, y no las dejan criar materia; molidas como se dijo, y mezcladas con carne de membrillo, o cualquier otra conserva muy amasada, de manera que la conserva tome la arena, o harina en cantidad, comida tanto como una píldora, o dos o tres, son muy provechosas para las reumas y dan gran sonoridad a la voz, mitigan cualquier calor interior. Esto sé por experiencia de muchos días” (1975, Lib. XI, Cap. VIII, p. 695)