Cuando el padre Sahagún se refiere a los colores menciona que para lograr la tinta negra para teñir los cueros “mézclanle aceche y otros materiales negros, que revuelven con el agua y hácese muy negra”
Más adelante señala que “hay en esta tierra un fruto de un árbol que se cría en tierras calientes, que no es de comer; llámase este fruto nacazcólotl, con el cual, y el aceche y otros materiales, se hace muy buena tinta para escribir…
Hacen estos naturales tinta del humo de las teas, y es tinta bien fina; llámanla tlilliócotl; tiene para hacera unos vasos que llaman tlicomalli, que son a manera de alquitaras; vale por muchas tintas para escribir, y para medicinas, mezclándolo con ellas” (Sahagún, Bernardino, op. cit., 1975, México, Ed. Porrua, Lib. XI, Cap. XI, pp. 698-699).