El verbo llorar se representa mediante una pequeña corriente de agua azul con una gota blanca en el extremo, que sale del ojo y recorre el rostro. La acción de llorar no se lee como tal, sirve para dar la impresión de que la mujer que llora está desamparada o abandonada, en alusión al inicio del topónimo del que forma parte
(Cahualan, de cauac- dejar o desamparar a otro)